Año tras año
a mi espalda
se levanta la vida,
tan fiel como su sombra.
Mientras,
golpe tras golpe
el reloj de arena
escancia el tiempo,
la esperada caída
del último grano
en que mis ojos se abran
a la infinita luz.
Hace bastantes años
cerrar los ojos
era un tiempo perdido,
ahora los cierro
para vivirlo.
cerrar los ojos
era un tiempo perdido,
ahora los cierro
para vivirlo.

Sin duda,
la blancura de estas páginas
recuerdan cada detalle,
sobre ellas copio
lo que me dicta tu silencio.
lunes, 29 de marzo de 2010
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