Ahora
desde la orilla de mis pérdidas
intento sortear sin reproches
mis propios cincuenta irreparables,
reconozco toda una vida de desconciertos
bastantes despropósitos,
toda una colección de ayeres
suspendidos en las colas
que se forman en los confesionarios,
y ahora ...
esa brisa helada
destempla mis dientes
cuando veo la vida pasar
como pasa la corriente
cuando agarras un cable pelado.
( Quizá no debiera sorprenderme,
mí olvido
es casi un hábito.)
Hace bastantes años
cerrar los ojos
era un tiempo perdido,
ahora los cierro
para vivirlo.
cerrar los ojos
era un tiempo perdido,
ahora los cierro
para vivirlo.

Sin duda,
la blancura de estas páginas
recuerdan cada detalle,
sobre ellas copio
lo que me dicta tu silencio.
lunes, 27 de abril de 2009
AHORA
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