Soy de otra tierra
cuyo verbo
el cielo ignora,
caí sobre el pretérito de blancos telares
dibujando fieras huérfanas
sobre el vaivén de las olas.
Creo que así fue,
cansado de vagar
de buscar verbos a precio de saldo,
de que en mí brille
aquello que ignoro.
Sentí necesidad de coserme a la tierra
de anudarme a unos brazos hospitalarios,
sentí necesidad de tierra.
( Que permanezca cerrada bajo llave.)
cerrar los ojos
era un tiempo perdido,
ahora los cierro
para vivirlo.

Sin duda,
la blancura de estas páginas
recuerdan cada detalle,
sobre ellas copio
lo que me dicta tu silencio.
sábado, 21 de junio de 2008
DE OTRA TIERRA
INMADUREZ OTOÑAL
Aún late ese niño
sobre ese mundo tan viejo
que mis pasos describen,
esa tibia mirada alada
que rompe el silbido del viento
cuando arrecia la tormenta
sobre esta inmadurez otoñal.
Aún mi inocencia no ha ardido
hasta la consumaciónde su propia ceniza.
ECOS RESONANDO
Todos los ecos resuenan ahí ...
( en esa soledad
encadenada
al tiempo )
donde a duras penas se puede contener la sangre
atrapada en un mar de sargazos,
vagando entre ciegas oquedades
y sin hallar su propio canto,
( el verbo ser
es tan difícil )
suspendida como está
la vida,
se ostenta una terrible destreza en el vacío
y se sumerge uno en la propia indigestión
que juega a justificarnos en el tiempo
con esa astrología de adentros.
GOLPES DE LA VIDA
A veces,
la vida te golpea
tan de repente,
justo
cuando menos lo esperas,
y no sabes ...
sientes esa horrenda rotura
resquebrajar la poca esperanza
que aún mantienes en vela,
y ya no es
el mero hecho asustadizo
más bien
no saber que se espera.
viernes, 6 de junio de 2008
CRISÁLIDA DE MI SUEÑO a mi hija Selene
Estabas en mi sueño, hija mía,
allí, junto al mar
a mi vera,
caminando por esa solitaria playa
donde la luna se refleja afligida
sobre la estela del viento
con húmedo olor a salitre,
con el agua hasta las rodillas
sentí bullir la vida
a través
de tus ojos ilusionados,
el verdor primaveral de la esperanza
se reflejaba en tus pupilas inmaculadas,
mi pequeño milagro dorado,
algo en mi pecho empezó a centellear
pujando por salir,
te abrí mi corazón
de par en par
con la punta de mis dedos
y poco a poco
empezaron a caer
blancas margaritas
y con el pelo revuelto de estrellas
te inclinaste
lavando una a una, con ternura,
cuidadosamente cada pétalo,
sobre todo
donde veías
que habían dejado cicatriz,
los mordiscos de la vida,
las recogí todas con tiento
por miedo a hacerme daño
con mis manos
y entre mis dedos se escapaban
retales de mar
alargadas algas
y un cómplice silencio tembló ...
mientras unas desertoras lágrimas
se asomaban exclamando:
¡ Dios mío!,
¿ donde va uno sin destino?
¿ sin estrella?
si el cielo esta vacío.
Sentí mi sangre circular por tus venas, hija mía,
espero que jamás llegues a ver el fracaso del mundo
con mis ojos,
ni que a través de ellos
sientas su latido.
Desperté ...
desplazando al cielo
bajo nuestros párpados entrelazados
y en esa liturgia de sueños
doy forma a ese inmenso amor
que te profeso.